miércoles, 11 de noviembre de 2015

Hay una frase de la que voy a tratar, ¡claro!  a mi muy particular manera , y se refiere a "pagar por los platos rotos de otro(s)", muchas ocasiones nosotros hemos hecho pagar sin querer por los platos rotos que otro hizo, y otras veces hemos pagado por esos platos rotos que otro hizo, así que la definición más adecuada sería la de “ser responsabilizado por las faltas o errores de otros sin  tener

culpa alguna”.Veamos el efecto que puede llegar a tener y su correspondiente solución, con esta historia que encontré por ahí. 

Un importante empresario estaba enojado y regañó al director de uno de sus negocios. El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado porque había un abundante almuerzo en la mesa. La señora gritó a la empleada, que rompió un plato y le dio una patada al perro porque la hizo tropezar. El animal salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por allí. Cuando ella fue a la farmacia para hacerse una curación, gritó al farmacéutico porque le dolió la aplicación de la vacuna. Este hombre llegó a su casa y le gritó a su madre porque la comida no era de su agrado. La señora, manantial de amor y perdón, le acarició la cabeza mientras le decía: “Hijo querido, te prometo que mañana haré tu comida favorita. Trabajas mucho, estás cansado y hoy precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor”. Lo bendijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos. En ese momento se interrumpió el círculo del odio, al chocar con la tolerancia, la dulzura, el perdón y el amor. 

¿Cuantas veces tuvimos la oportunidad de terminar ese circulo? y sin embargo no lo hicimos, leamos a San Pablo:

1. Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe.
2. Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios, -el saber más elevado-, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
3. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.
4. El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.
5. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
6. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
7. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
8. El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado.
9. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado;
10. Y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
11. Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
12. Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas, pero entonces las veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
13. Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.

Carta de San pablo a Los Corintios 13, 1-13